Ir al contenido principal

Colaborando: “La autolesión en el autismo” por Isabel Paula Pérez

La ilusión por la publicación de hoy en el blog es directamente proporcional al agradecimiento a su autora, la doctora de la Universidad de Barcelona Isabel Paula, que en todo momento ha mostrado su cariño e interés por participar en el mismo (si quieres saber más sobre su obra pincha aquí  y aquí).

Muchísimas gracias Isabel, es muy reconfortante encontrarse con personas como tú en el camino, que permiten aunar la admiración profesional con la personal por gestos como éste, el de dedicar su valioso tiempo a pequeños proyectos.

Sin más os dejo con el magnífico texto que nos ha brindado. Espero que lo disfrutéis como yo lo he hecho.

La autolesión en el autismo

Queridos lectores del blog "Las gafas de ver azul", dedicado a informar sobre temas relativos al autismo. Aprovecho la generosidad de Aitor, su autor, para informaros de la publicación de mi nuevo libro "La autolesión en el autismo: ¿Búsqueda o liberación del dolor?". Sin lugar a dudas, este libro trata sobre el problema de comportamiento más severo que afecta a las personas con autismo. Parece inconcebible que aquello que la mayoría de las personas temen y evitan -el dolor, el daño- sea provocado de manera activa por algunas personas hacia sí mismas. No lesionarnos, no dañarnos es una de las motivaciones biológicas más básicas y, a pesar de ello, aproximadamente un 50% de las personas con autismo se hieren de una manera u otra aunque sólo sea en un período específico de su ciclo vital y una parte significativa de ellos - aproximadamente un 14%- lo hace de manera repetida y con un nivel de intensidad alto.

Las primeras palabras con las que se inicia el libro son:

"Por primera vez escribo un libro en el que la experiencia no es un grado. 
Una confesión: este libro nace de un sentimiento de vergüenza e impotencia profesional (la mía). Cuando, a lo largo de los años, familias o profesionales me han preguntado: “Mi hijo/a se autolesiona: ¿qué puedo hacer para ayudarlo?”, me he sentido arrinconada, en un callejón sin salida: ¿medicarlo?, ¿contenerlo? ¿aplicar técnicas conductuales? Todas ellas propuestas para cortar el tema de raíz. Cuando trasladaba la pregunta a colegas neuropediatras, psiquiatras, psicólogos o educadores, nunca obtuve respuestas convincentes. También arrinconados. La confusión se extendía más allá de la mía. El tema de la autolesión es una patata caliente que nadie tiene claro cómo tratar, qué protocolo seguir, qué decisiones tomar".

La cuestión“mi hijo/a se autolesiona: ¿qué puedo hacer para ayudarlo?” ha tenido que ser reformulada para comenzar por resolver antes otra pregunta: “¿por qué se autolesiona?”. La respuesta a ese “por qué” guiará las claves para el “¿qué puedo hacer para ayudarlo?” de una manera más coherente y efectiva. 
 
Para cubrir los objetivos que permitan avanzar en el conocimiento y deconstruir mitos poco fundamentados sobre la autolesión en el autismo, se ha hilvanado un argumento fundamentado en los siguientes puntos: el concepto de autolesión y los aspectos diferenciales entre la autolesión no suicida en trastornos psiquiátricos como la depresión o el trastorno límite de la personalidad y la autolesión en los trastornos del neurodesarrollo; la prevalencia, curso y marcadores de riesgo para la autolesión en el autismo; lo que revela la literatura científica en relación a las posibles etiologías de la autolesión en el autismo; cómo evaluar las posibles motivaciones para la autolesión; y, por último, elaborar una hoja de ruta basada en las buenas prácticas para su tratamiento. 

Las razones por las que es fundamental tratar este tema, analizar y recopilar evidencias son claras y contundentes: 1. los graves problemas de salud que las autolesiones pueden provocar como, por ejemplo, fracturas, infecciones recurrentes, malformaciones físicas, desprendimiento de retina/ceguera, y en casos extremos, la muerte; 2. su alta tendencia a cronificarse y persistir; 3. el impacto que tiene en la calidad de vida de la persona que la padece; y, 4. La angustia significativa que la autolesión provoca en los miembros de la familia.

Por otro lado, el abordaje de las cuestiones planteadas no puede comprenderse sin entender el esfuerzo que ha supuesto separar los hechos de las suposiciones. A las personas que observamos el comportamiento autolesivo nos cuesta entender su naturaleza fundamental, por qué lo hacen, ya que simplemente no le encontramos ningún sentido a infligirse un daño deliberado y, en ocasiones, severo. Nuestra visión es sumamente parcial por lo que asomarnos mínimamente a lo que realmente explica este comportamiento y ponernos en los zapatos de la persona con autismo es un reto complicado. Son múltiples las ocasiones en las que se escucha opinar, creer, suponer por qué las personas con autismo se autolesionan. Las personas que opinan suelen basar su criterio en los muchos años de experiencia trabajando con personas con autismo, en la experiencia en la vida cotidiana con ellos o, simplemente, en lo que les dicta el sentido común. Y lo que es peor, lo que se intuye. Sin embargo, a pesar de las “expertas” afirmaciones vertidas (“lo hace para llamar la atención”, “intenta manipularnos”, “algo le pasa”, “se frustra y no sabe cómo solventarlo”), ninguna de esas creencias ni suposiciones ha resultado útil hasta el momento para tratar el problema, por lo menos en los casos más graves. ¿Por qué las técnicas de modificación de conducta por sí solas no solucionan el problema?; ¿por qué las técnicas de intervención sensorial por sí solas no solucionan el problema?, ¿por qué la intervención en comunicación funcional por sí sola no solucionan el problema?; ¿por qué la farmacología por sí sola no soluciona el problema? Posiblemente porque en este tema, como en otros de los mal llamados “comportamientos disruptivos”, las interpretaciones y creencias se acercan más a las suposiciones que a los hechos. Llegamos a conclusiones falsas por que partimos de premisas falsas.

Ojalá podamos seguir deconstruyendo mitos en torno al autismo (y, en este caso, en torno a la autolesión en el autismo) que se perpetúan como mantras y torpedean las buenas prácticas y el respeto a la diferencia. Ojalá llegue el día en que entendamos que esto no es una lucha “contra el autismo”, ni el esfuerzo ha de ir dirigido a “hacerlos menos autistas” sino a darles las herramientas, el apoyo incondicional y el amor para que con su particular naturaleza tengan la mejor vida posible siendo quien son y no quienes queremos que sean.

Un saludo con afecto para todos los lectores de "Las gafas de ver azul" y gracias a Aitor por su esfuerzo por mantener vivo, interesante y altamente formativo este blog.

Dra. Isabel Paula. 
Profesora titular de trastornos del desarrollo y de la conducta de la Universidad de Barcelona.
Directora del Postgrado "Autismo: Diagnóstico e intervención" de la Universidad de Barcelona.

El libro estará disponible a partir del 1 de febrero de 2017.





Comentarios

Entradas populares de este blog

¿Por qué se tapan los oídos los niños y las niñas con TEA?

Frecuentemente, cuando camino por el colegio con alguno de mis alumnos o alumnas, veo como se tapan los oídos cuando alguien se dirige a ellos o cuando hay determinados ruidos (sobre todo de gentío, música alta...) ¿Por qué?  Estos niños y estas niñas suelen caracterizarse por la denominada "hiperresponsividad o hipersensibilidad sensorial" es decir, son extremadamente sensibles sensorialmente a diversos factores, en este caso del sonido (volumen, el timbre de la voz, la frecuencia ...),a determinados ruidos o sonidos concretos (otros les fascinan)   etc.  El malestar que les genera esa sensibilidad, puede llegar a provocar incluso crisis de ansiedad con episodios disruptivos (imagínate que te ponen unos cascos a un volumen altísimo con un sonido que no soportas. ¿tú qué harías?).  Un ejemplo real: en una de las aulas en las que trabajo, la voz de mi compañera y la mía puede llegar a ser molesta para nuestro alumnado, por lo que damos instrucciones prácticamen

¿Por qué me escapo? Comprender las conductas de fuga en el autismo

La fuga o deambulación, es un importante problema de seguridad para las personas autistas u otras personas con diversidad funcional, sus familias y su entorno. Este término describe la tendencia de un individuo a abandonar la seguridad de un entorno y/o cuidador conocidos por ejemplo abandonar el hogar cuando nadie está mirando o escaparse del colegio. Debido a que las personas autistas a menudo tienen dificultades para comunicarse y ser conscientes de su propia seguridad, esta conducta puede ser particularmente peligrosa: pueden tener problemas para dar su nombre y dirección y en ocasiones, no son  capaces de proporcionar información de contacto sobre sus cuidadores o no reconocer los peligros ambientales. Además, a estos niños y niñas a menudo les atrae por ejemplo el agua y el ahogamiento es una de las principales causas de muerte en la infancia con esta condición de desarrollo. Las encuestas en E.E. U.U. muestran que casi la mitad de los niños y niñas diagnosticados con a

Fortalezas y debilidades: todo cabe en el autismo.

Todas las personas mostramos un perfil de puntos fuertes y de puntos débiles. Las personas con autismo/autistas suelen presentar lo que se denomina un perfil “en picos” con ciertos aspectos con muchas fortalezas y otros, en los que muestran dificultades que necesitan ser superadas mediante todo tipo de estrategias. Vamos a realizar un pequeño repaso siguiendo a Francesca Happé (si quieres repasar su libro pincha AQUÍ ) y Peter Vermeulen (si quieres saber el origen de esta tabla pincha AQUÍ ) siguiendo un criterio temporal en función de las publicaciones a las que hacen referencia. La primera clasificación que exponemos recoge las ventajas y desventajas sorprendentes que muestran las personas con autismo en tareas cognitivas en relación con las asimetrías que son las esperadas normalmente. La elaboró Happé (1998) con datos de autores y autoras que abarcan desde la  década de los sesenta hasta la de los 90 del siglo pasado y en ella se muestra en qué aspectos se muestran excepcion