EVALUAR E
INTERVENIR EN EL AUTISMO
Daniel Valdez
Antonio Machado
Libros
Año: 2005
Este libro, a pesar del paso del tiempo, continúa
siendo de gran interés por su sencillez y a la vez por lo interesante de los
planteamientos de cada uno de sus capítulos. En el mismo, participan autores de
reconocido prestigio como Juan Martos, María Llorente, Sandra Freire o Ana
González del Equipo DELETREA, Rubén Palomo o María Sotillo de la Universidad
Autónoma de Madrid o Javier Tamarit de FEAPS.
El capítulo introductorio, bajo el título “Autismo, el
desafío del Everest”, corre a cargo del propio Daniel Valdez y está basado en
una conferencia de este último en Argentina sobre la figura de Ángel Riviére.
En él, remarca la idea del irrepetible
profesor madrileño de que “el autismo
sólo podía entenderse desde el desarrollo, como un trastorno del desarrollo”
y a partir de ahí realiza una revisión histórica del autismo que parte de las
primeras miradas que brindaron Kanner y Asperger, llegando a la mirada
interdisciplinaria de la gozamos actualmente. Entremedias, se recogen tres
etapas:
*La de los planteamientos
iniciales (de 1943 a 1963) caracterizada
por cinco aspectos principales: un enfoque psicológico afectivo, un predominio
de las hipótesis psicogénicas, un uso masivo de terapias de carácter dinámico,
una orientación clínico-especulativa y un predominio del sistema de atención
psiquiátrico).
*El segundo
periodo (1963-1983) en el que se
producen cambios radicales en el estudio del autismo. Por un lado empiezan a
plantearse hipótesis de tipo cognitivo y se presentan gran número de
investigaciones con niños y niñas con autismo. Además empiezan a formularse
hipótesis orgánicas, basadas en datos biológicos que se asocian con el autismo
y se pone el énfasis en el aprendizaje, y por tanto, comprometen al sistema
educativo.
*El tercer
periodo (desde el 1983 hasta la publicación del libro) que se define por varias notas esenciales: el
predominio de un enfoque psicogenético, el establecimiento de un foco
comunicativo y la presencia de modelos centrados tanto en aspectos cognitivos
como afectivos. Así mismo se produce el desarrollo de terapias funcionales que atienden
especialmente a los contextos y otorgan un papel muy importante a los miembros
de la familia, el descubrimiento de nuevos aspectos biológicos y psicológicos
implicados en el autismo y finalmente un interés mayor por las personas adultas
con autismo y su calidad de vida.
Por último se dedica un apartado a la evaluación de
las dimensiones del desarrollo y de las estrategias de intervención psicológica
y educativa, que terminan convergiendo en el Inventario de Espectro Autista (IDEA)
de Riviére, al que se dedica el siguiente capítulo.
El capítulo primero “El inventario de Espectro Autista (IDEA) de Ángel Riviére y sus
implicaciones educativa y terapéuticas”, escrito por Juan Martos, María
Llorente, Ana Gónzalez, Sandra Freire, Gema Heras, Ramiro Gómez y Joaquín Abad.
En el mismo, se parte de la idea de que desde el plano teórico se deben explicar cuáles son los procesos que, en el
desarrollo normal, permiten la ontogénesis de las funciones psicológicas superiores
y que en el caso de los trastornos del Espectro Autista están cualitativamente
alteradas y desde la práctica, es decir, desde el plano de la intervención,
se deben diseñar programas educativos y terapéuticos que disminuyan el “ruido de fondo” cognitivo que aísla a la persona con
autismo y la hace sufrir (Riviére, 1997).
A partir de ahí se refleja cómo la investigación ha
demostrado que la educación es el tratamiento principal y el que mejores
resultados produce a corto y a largo plazo en el desarrollo y conducta de las
personas con autismo, y se reflexiona sobre cómo desarrollar la intervención
partiendo de las dimensiones alteradas en los cuadros con Espectro Autista, en
lo que los autores llaman “Programa de
Intervención para el tratamiento del Espectro Autista” partiendo de una
serie de principios generales en la intervención con personas de Espectro
Autista y con dos grandes ventajas: una concepción global y longitudinal del
espectro del autismo y un respaldo teórico ya que por debajo de cada nivel
subyace siempre el marco teórico que ofrece el IDEA. De esta manera se realiza
una evaluación continua en base al IDEA, se ajustan los objetivos al nivel de
cada persona con autismo y se plantean estrategias y actividades que permitan
otorgar sentido a la intervención, integrándola en un contexto estructurado y
cohesionado.
El último apartado de este capítulo se dedica a
plantear un ejemplo hipotético de aplicación del Programa de Intervención para
el tratamiento del Espectro Autista y a las conclusiones sobre el mismo.
“Evaluación y
diagnóstico en trastornos del Espectro del Autismo: el Modelo IRIDIA” es el título del segundo capítulo del libro, escrito
por Rubén Palomo (si quieres saber sobre su última publicación pincha aquí),
Laura Velayos, María José Garrido, Javier Tamarit y Alfonso Muñoz. En él, se
reflexiona sobre las buenas y malas prácticas en los procesos de evaluación y
diagnóstico desde una perspectiva claramente influenciada por los modelos
centrados en la familia.
A partir de ahí comienzan una serie de preguntas cuya
respuesta define el devenir del capítulo y que son:
*¿Para qué se
realizan las evaluaciones? En la que se
recogen ejemplos reales de diagnósticos no ajustados a sistemas de
clasificación internacional aplicados a personas con TEA como por ejemplo
“Psicosis deficitaria de comportamiento autista” o ejemplos de malas prácticas
en el diagnóstico.
*¿Quiénes
participan en la evaluación? Concretamente
el evaluador, la familia y el niño o la niña y el papel que juegan cada uno de
ellos en el proceso.
*¿Qué
necesitamos evaluar?
-Áreas como el funcionamiento intelectual, la
comunicación, la interacción social, la conducta, las habilidades motoras, las
habilidades de autonomía y vida independiente o las alteraciones
sensoperceptivas.
-Objetivos: se plantearán objetivos que busquen
detectar las necesidades, el perfil de puntos fuertes y débiles de la persona y
realizar un diagnóstico, ayudar a la familia a entender mejor a su hijo o hija
y mejorar su relación y dar orientaciones que consigan lo anterior, además de
potenciar el desarrollo de la persona con autismo, así como realizar una
intervención educativa y acceder a diferentes recursos.
-Requisitos mínimos de las pruebas a utilizar: que
sean validadas sobre la sintomatología asociada al autismo, pruebas
estandarizadas de inteligencia y de habilidades adaptativas.
*¿Cómo ha de
ser el informe? Que parte de
la idea de que no debe ser una mera descripción de lo que el niño o niña no
hace o hace mal sino que debe contener toda la información posible para que la
familia pueda poner en marcha el programa de atención necesario para su hijo o
hija.
En este punto se recoge el modelo del equipo IRIDIA (grupo de psicólogos establecido
en el año 2000 con la intención de ofrecer a las familias de niñas y niños con
alteraciones en su desarrollo -especialmente en el campo de los trastornos del
espectro de autismo y otras discapacidades del desarrollo- un servicio de
evaluación y diagnóstico de calidad. Si quieres saber más sobre este equipo
pincha aquí) a través de una serie de características definitorias como el
trabajo en equipo, centrado en la familia, la flexibilidad, la evaluación
exhaustiva, el trato cercano, la transparencia o la mejora continua.
A partir de ahí se plantea cómo es su proceso de
evaluación basado en la discusión de la información, utilización de videos
domésticos, evaluación organizada, reparto de tareas, diagnóstico,
orientaciones para finalizar con unas conclusiones y propuestas de futuro.
El tercer capítulo “Características
del funcionamiento mentalista de tipo emocional en el Espectro Autista y
algunas estrategias de intervención psicológica para su desarrollo” escrito
por María Ángeles García Nogales (UNED) y María Sotillo (Universidad Autónoma
de Madrid) es de gran interés tanto por su contenido como por el prestigio de
sus autoras.
Su aportación toma como punto de partida los niveles de los
trastornos cualitativos de las capacidades intersubjetivas y mentalistas que
Riviére plantea en el IDEA y se introducen cuestiones relacionadas con la
intersubjetividad primaria (establecimiento de la relación con las demás
personas) y el autismo, a través de las aportaciones de Colwyn Trevarthen y
Peter Hobson y de otros autores como Sally Ozonoff, Bruce Pennington o Sally
Rogers.
Posteriormente, se presentan algunas sugerencias a tener en cuenta en la intervención para el
desarrollo de la intersubjetividad primaria en el autismo (juego circular,
imitación etc.) basadas en una serie de objetivos (en mi opinión importantísimos y que su lectura marcó el desarrollo de
mis intervenciones) como:
*Hacerse crecientemente presente a la persona del
Espectro del autismo
*Compartir con ella el placer de la interacción.
*Fomentar la identificación de uno mismo con el otro.
*Compartir emociones.
El siguiente apartado del capítulo se dedica a la
intersubjetividad secundaria (el
establecimiento de pautas de interacción “triangulares” niño-persona-objeto que
implican la capacidad nueva de apreciar al otro como un ser con una dimensión
interna) y que implican pautas de atención conjunta como la mirada o gestos
protocomunicativos como señalar o mostrar.
A partir de ahí se plantean sugerencias a tener en
cuenta en relación al desarrollo de la intersubjetividad secundaria en el
autismo por ejemplo a través de situaciones en las que la persona con autismo
necesite realizar actos comunicativos como “mostrar”, “pedir” etc.
Otro de los aspectos que aborda el capítulo es cómo se
produce del desarrollo emocional en el autismo, en concreto la comprensión de
emociones simples y complejas y recoge algunas de las conclusiones más
importantes a la fecha de la publicación del libro en esa línea de
investigación, fundamentalmente relacionadas con las emociones simples
(alegría, tristeza, enfado o miedo).
Tras dicho análisis se plantean algunas sugerencias a
tener en cuenta en la intervención para el desarrollo de la comprensión de las
emociones en el autismo como la enseñanza inicial de los rasgos faciales,
emparejado de emociones, etiquetado de situaciones con palabras, análisis de
situaciones gráficas y en vídeo en relación con situaciones, deseos etc.
El cuarto capítulo del libro, bajo el título “Desarrollo de la flexibilidad y sus
alteraciones en el autismo: evaluación e intervención”, lo protagonizan
Carmen Nieto y Juan Antonio Huertas, que tomando el marco del IDEA comienzan
esta parte del libro con un apartado dedicado al desarrollo normal y a la
adquisición de la flexibilidad mental, para luego centrarse en las
peculiaridades del autismo junto con los datos específicos en el autismo del
funcionamiento del control ejecutivo.
El último punto se dedica a la intervención en los
problemas de inflexibilidad, buscando una negociación hasta el punto que
consiga ser beneficiosa para la persona con autismo, poniéndonos en su punto de
vista y no en el nuestro.
El último capítulo y probablemente el más interesante
(si eso es posible) de todo el libro es el que lleva por título “Estrategias de intervención psicoeducativa
en personas con Síndrome de Asperger” a cargo del coordinador de la obra,
Daniel Valdez. En él, parte de la descripción del Síndrome de Asperger en el
momento de publicación del libro y relaciona las características del mismo
desde la perspectiva de las dimensiones del Inventario del Espectro Autista.
A continuación, se recoge en la obra un apartado
interesantísimo sobre las personas con Síndrome de Asperger en el contexto
escolar, en la que se recogen la realidad de las mismas para pasar a plantear
estrategias de intervención en relación con el estilo de aprendizaje de las
personas con autismo y en el que se recogen las “Comic Strip conversations” de
Carol Gray, el videomodelado, las “Social Review” de Carol Gray, la estrategia
SOCEES (Situación, Opciones, Consecuencias, Elecciones, Estrategia, Simulación)
de Brenda Smith Myles y Simpson (1998) (fue la primera vez que leí sobre ella),
el libro de Howlin, Baron-Cohen y Hawdin sobre el desarrollo de las habilidades
mentalistas (si quieres saber más, pincha aquí), el “Mind Reading” de Simon
Baron Cohen o los materiales de “En la mente” de Marc e Isabelle Monfort.
En resumen, un magnífico libro que condensa en menos
de doscientas páginas un conjunto de capítulos básicos para un posterior
desarrollo del conocimiento sobre el autismo tanto a nivel teórico como
práctico.
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